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lunes, junio 05, 2006

Quien roba a un ladrón...

Hacía tiempo que quería ver la película Piratas de Silicon Valley. En realidad más que una película es casi un documental dramatizado para la televisión de los orígenes de la informática tal y como la conocemos hoy día. Por lo tanto su valor no está tanto en su calidad fílmica -aún así, para ser televisión, tiene un nivel muy alto- como en lo sorprendente de lo que cuenta.

Claro que yo ya conocía la historia a grandes rasgos, sin embargo me han llamado mucho la atención algunos detalles, y no dudo que para los más profanos en informática esta película puede resultarles muy interesante. Porque la mayoría de gente desconoce las circunstancias tan especiales en las que se gestaron los sistemas que hoy por hoy rigen la mayor parte de aspectos de nuestras vidas, que utilizan todos los gobiernos de todo el mundo, en los que se basan las empresas y los bancos, y los que nosotros usamos constantemente en nuestra vida cotidiana -y cada vez más- para el trabajo y el ocio, desde el Word hasta el iPod.

Silicon Valley, para quien no lo sepa, es un lugar de California donde se concentran gran parte de las más importantes empresas de informática del mundo. La película narra como surgieron las dos empresas que llevan 30 años cortando el bacalao en el mundo de los ordenadores personales: Apple y Microsoft. Cada una con filosofías, si no diametralmente opuestas, sí completamente diferentes. Aunque el relato pone al tito Gates a la altura del betún, no es menos crítica con Steve Jobs y esa filosofía hippy-artística que siempre ha caracterizado a Apple, y que al final no es tal.

No sé hasta que punto la dramatización es fiel a lo que realmente ocurrió, pero mi impresión es que es bastante correcta, aunque quizá se pasa demasiado dándoles caña a los protagonistas. Desde luego los hitos históricos que cuenta sí que son rigurosamente ciertos. Desde el hecho de que el primer ordenador Apple se creó en un garaje, y que posteriormente fue rechazado por un directivo de Hewlett-Packard -el cual creo que se va de cañas los fines de semana a ahogar las penas con el directivo de Decca que rechazó a los Beatles- con aquella famosa frase: "¿quién va a necesitar un ordenador personal?"; hasta como Bill Gates se hizo rico vendiendo un sistema operativo que no existía.

Apple nació como una alternativa hippy-guay frente al poderío de IBM para acabar convirtiéndose en lo mismo. Microsoft, a pesar de sus técnicas en los negocios -no muy diferentes a las de Apple-, consiguió hacer asequible el acceso a las computadoras, con sus SO de bajo coste, a millones de personas -con el consiguiente avance que eso supuso-, a cambio de generar unos problemas de seguridad y estabilidad a nivel mundial de costes incalculables.

Ahora la luz al final de túnel la representa el sistema operativo Linux -y toda la filosofía del software libre en general- frente al modelo de licencias impuesto por Microsoft. Sistema que tampoco es que sea original en sí -aquí no se libra ni el tato-, ya que el núcleo se basa en UNIX y sus distintos escritorios gráficos, que son los que le pueden llevar a competir en el mercado doméstico, se lo deben todo a Apple y Microsoft. La diferencia es que si éstos antes eran el David que luchaba, de forma más o menos idealista, contra el Goliat de IBM, hoy Linux es el cáncer -término usado por Microsoft- que amenaza al Gran Hermano y que espero que triunfe más pronto que tarde.

En resumen, la película está entretenida y es fundamental para entender el mundo en el que vivimos. Debería ser de obligado visionado para todo aquel que, de una u otra manera, trabaje con ordenadores. Es algo así como el libro del Génesis para los católicos.

"Los grandes artistas copian, los genios roban"
Pablo Picasso

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