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lunes, agosto 06, 2007

Zeitgeist

¿Cuán bajo puede caer la dignidad de un artista? ¿Todo por la pasta? El regreso de los Smashing Pumpkins con su nuevo disco Zeitgeist es lamentable de lo vulgar.

Cuando oí la noticia de que volvían a reunirse la recibí con escepticismo, pero también con cierta ilusión. Grandes como pocos en los 90's el grupo de Billy Corgan ha sido desde siempre uno de mis favoritos. Todo lo que hacían era tan bueno que hasta se hacía soportable la irritante voz de su líder, e incluso uno acababa reconociendo que le daba una personalidad al grupo inigualable.

Sólo por temas como Disarm o Adore es ya para levantarles un monumento, pero sin duda su obra maestra fue el disco Mellon Collie and the Infinite Sadness, el cual contiene un temazo tras otro (aún así insisto en mi teoría sobre los discos dobles: si hubieran condensado lo mejor en uno solo -dejando el resto para un disco de caras b- habría sido uno de los mejores álbumes de la historia, claro que de todas formas puede que aún así ya lo sea).

Tras el disco Ava Adore y su poco afortunada incursión en el mundo de la música electrónica (pecadillo que quien más quien menos cometió en los 90's -véase el caso de U2-), que a parte de algún tema indiscutible tiene poco más destacable; los Smashing se despidieron a principio del nuevo siglo con Machina, un disco que, para mí, es redondo -si se me permite el chiste-. Grandes temas y una coherencia sonora que quizá no haya habido en ninguno de sus discos anteriores.

Tras la separación de los Smashing Pumpkins, Billy Corgan emprendió un camino errático y claramente decadente. Su megalomaniaca personalidad le impedía retirarse con dignidad y se empeñó en ese "quiero y no puedo" que era volver a subir a las cumbres a las que llegaron los Smashing. Primero con su fracasado proyecto de grupo Zwan, y posteriormente con un anodino y olvidable disco en solitario TheFutureEmbrace.

Visto lo visto, qué mejor que resucitar el grupo que lo hizo famoso para volver a ser algo en el mundillo. Y la verdad es que me alegré de ello cuando tuve las primeras noticias -yo para estas cosas me ilusiono muy fácilmente-, al fin y al cabo son uno de mis grupos favoritos de siempre. Pero en cuanto vi que ni James Iha ni D'arcy Wretzky iban a formar parte del proyecto supe de qué iba a ir la cosa: otro patético intento de Billy Corgan de volver a ser lo que fue.

Pues bien, Zeitgeist es plano, soso, carente de fuerza y originalidad y, salvo algún destello suelto que recuerda a los viejos Smashing que ni merece la pena ser mencionado, totalmente decepcionante. Y no tengo nada más que decir sobre el nuevo disco en sí.

Qué lástima que se emborrone el nombre de los Smashing Pumpkins así, sólo por la pasta y el patético empeño de Billy Corgan de no reconocer que hace mucho que está acabado. Sobre todo cuando su anterior despedida como grupo con el disco Machina fue un broche de oro a una carrera excepcional.