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domingo, diciembre 31, 2006

A M. Night Shyamalan no hay por dónde cogerlo

Cuando fui a ver El Sexto Sentido al cine, por entonces sin muchas referencias más allá del trailer en la tele, fui a ver una película de susto y poco más, pero acabé saliendo del cine con la boca abierta -supongo que como la mayoría de gente que la ha visto-. Y es que hacía mucho que no disfrutaba y me impactaba tanto una película. ¿Cine tramposo? Según mi punto de vista no. Para mí el cine tramposo es aquel en el que "la trampa" es predecible -aunque no se sepa muy bien lo que es, se sabe que está ahí-, o es la única justificación del film y el resto es paja para llegar al giro final. No es este el caso, pues aquí ese tipo de recursos es solo la guinda de un hermoso pastel. Para mí este es el cine "de verdad", el que tiene la capacidad, todavía en estos tiempos, de absorber al espectador y sorprenderlo haciendo que salga de la sala con los ojos abiertos como platos.

El Sexto Sentido es una película casi perfecta, con las dosis justas de suspense y drama, sin abusar de los sustos fáciles y rodada con una maestría y una elegancia ejemplares. Consiguiendo el aplauso de la crítica y el público a la vez, esta película lanzó a la fama a M. Night Shyamalan como uno de los directores/guionistas -lo que se llama cine de autor- más interesantes, sorprendentes y personales de los últimos tiempos. Y lo cierto es que él mismo se puso el listón muy alto.

La siguiente, y esperada, película de Shyamalan fue El Protegido. Una pequeña joya que, aún siguiendo la línea de estilo que marcaba en El Sexto Sentido y que, a grandes rasgos, se convertiría en su sello de identidad en todas sus películas; era un paso arriesgado y valiente en una dirección que se alejaba de la tentación de aprovechar el filón de su anterior éxito. En mi opinión menos ambiciosa y más intimista si cabe, El Protegido es de esas películas con un encanto especial, para ver una lluviosa tarde de domingo. Quizá lo que hizo que pasara más o menos desapercibida -sobre todo en comparación su predecesora- fue que su argumento se basara en los cómics y los superhéroes, algo que, de alguna manera, limita su público potencial a un sector más joven, y por qué no decirlo, más friki. En cualquier caso yo estoy convencido que irá ganando adeptos y que se convertirá, si no lo ha hecho ya, en un film de culto con el paso del tiempo.

Hasta aquí lo bueno. Su cuarta película, Señales, fue para mí una decepción total. Aunque con una factura técnica impecable, como siempre, Shyamalan nos presentó un disparate sin demasiado sentido, a medio camino entre un reportaje de Iker Jiménez y un episodio de la temporada más decadente de Expediente X. Todo ello sazonado, ahondando en lo peor de su estilo, con un melodrama sensiblero donde un lamentable Mel Gibson hace de un cura que ha perdido la fe a causa de la muerte de su mujer en un accidente de tráfico. Si el desarollo de la película es, como mínimo, endeble, aunque tiene algún momento en que despierta tu interés; la resolución es todo un despropósito sin pies ni cabeza.

Todo esto parecía que se iba a enmendar con su siguiente propuesta: El Bosque. Desde luego los trailers prometían mucho, y yo fui uno de los que fui ilusionado al cine a verla. Y, al igual que he dicho que pocas veces he salido tan sorprendido del cine cuando hablaba de El Sexto Sentido, también digo que pocas veces he salido tan decepcionado como cuando vi El Bosque. Y cuidado, no es culpa de Shyamalan, sino de una promoción realmente engañosa que, aferrándose a un par de escenas "de susto" sueltas, construyeron un trailer que en absoluto tenía nada que ver con la película. (Aprovecho para recomendar que no veáis ningún trailer de cine si podéis evitarlo, porque hoy día el 95% de ellos se dividen entre los que te venden una película que no es, y los que te muestran todo el argumento y poco más hay que ver que lo que ya te han contado en el anuncio).

Volviendo a El Bosque, desde luego es mucho más decente que Señales -sobre todo una vez pasado el shock entre lo que te venden y lo que es-, pero aún así el resultado no convence. Esta vez la trampa es tan previsible como carente de sentido, y los buenos momentos que pueda tener el film -que los tiene-, se ven mermados por escenas caprichosamente absurdas que le restan el mínimo de credibilidad exigible a una película para no salir del cine pensando que es una tomadura de pelo. Para ser justos he de destacar que estéticamente es para quitarse el sombrero. Seguramente la película en ese sentido más bella de Shyamalan y, en general, de los últimos tiempos. El hombre tiene oficio, eso es innegable.

Con estos antecedentes ya iba mentalizado para ver La Joven Del Agua, última película suya hasta la fecha. Iba preparado para ver algún tipo de disparate sin sentido y, efectivamente, fue lo que me encontré. La Joven Del Agua es una especie de fábula muy infantil para el público adulto y muy adulta para el público infantil. Quizá solo para adultos con mente de niño, pero tampoco estoy seguro del todo. De lo que estoy seguro es de que conforme más avanza la película más cuenta te das de la monumental chorrada que es, eso sí, muy bien intencionada.

Yo le reconozco a M. Night Shyamalan que es desde luego uno de los directores más personales y valientes del panorama actual. Alguien que se arroja a la piscina para hacer lo que a él honestamente le gusta hacer, diga lo que diga la crítica y hasta el público, lo cual es digno de admiración. A eso hay que sumarle que técnicamente es casi un maestro. Su forma de dirigir, sus planos, su estética y algunos de sus guiones son realmente geniales. Pero en cualquier caso, salvo las dos primeras películas que he comentado, a mí el resultado final de lo que hace últimamente no me convence en absoluto. Creo que se puso el listón muy alto al principio, y al ver que no podría volver a llegar a ese nivel se dedicó a hacer un más difícil todavía dentro de su estilo personal, conmovedor, fantástico, incluso mágico, pero en general autocomplaciente.

lunes, diciembre 25, 2006

Happy Xmas

No puedo dejar pasar estas fiestas dedicadas al colesterol y a la cirrosis, llenas de buenos deseos y consumismo compulsivo a partes iguales, sin desearos una feliz Navidad a todos los que de vez en cuando leéis este blog. Y voy a hacerlo recordando un par de esas grandes canciones que, antes de pasar a ser una parte más de la tradición navideña, fueron canciones pop o rock, alguna incluso con contenido reivindicativo.

La primera que se me viene a la cabeza es la de Wham!, aquel jovencísimo George Michael que nos cantaba eso de "Last Christmas I gave you my heart...". Desde hace veintipico años no hay Navidad que se precie sin que suene esta canción por todas partes. Seguro que todos conocemos este tema, pero no tantos son capaces de decir de quién es, seguramente la mayoría diría simplemente que es un tema tradicional. Y es que a mí no deja de sorprenderme ese fenómeno que de vez en cuando pasa en las canciones pop, que un día, sin darte cuenta, dan un salto cualitativo y dejan de ser la canción de tal o cual grupo o artista, para ser casi patrimonio de la humanidad.

Otro de los temas al que le ha ocurrido esto, incluso mucho más significativamente que al anterior, es Happy Xmas (War Is Over) de John Lennon. Todos los recopilatorios navideños la incluyen inevitablemente, es una canción ya tan típica de estas fiestas que podría ser un villancico. Sin embargo, al igual que la de Wham! -o incluso más-, no todo el mundo sabe que es un tema del ex Beatle John Lennon -los aficionados a la música sí, claro, pero yo aún me encuentro gente que cuando se la pongo me mira y me dice "¿Ah sí? Esta es de Lennon?"-. Y menos aún es conocido que en realidad es una canción reivindicativa de protesta contra la guerra de Vietnam. John y Yoko lanzaron una campaña publicitaria pagada de sus bolsillos con la que llenaron el mundo de carteles y publicidad anunciando que la guerra se había acabado (si tú lo quieres) -War Is Over (If You Want It)- cuando la guerra de Vietnam estaba aún en su apogeo, para incitar a la gente a movilizarse, ya que el fin o no de la guerra estaba todavía en sus manos.

Es una lástima que el paso del tiempo y la tendencia del mercado a vaciar de contenido todo aquello que pueda ser rentable -como ocurre con la imagen del Che Guevara que ya se vende en camisetas hasta en El Corte Inglés-, haga que el significado de canciones como esta se vaya perdiendo. Sobre todo hoy en día, cuando las situaciones de Iraq y Afganistán -por poner sólo los ejemplos más famosos, aunque no tanto como deberían- hacen que esté más de actualidad que nunca.

En fin, espero no haber sonado muy hippie. Felices fiestas y próspero Año Nuevo, que las cosas pueden cambiar (si tú lo quieres).


viernes, diciembre 22, 2006

You never go ass to mouth

Pues ahora que veo Clerks II la verdad es que no entiendo a qué vino la famosa ovación de ocho minutos en Cannes, en este festival cada día están peor. En cualquier otra circunstancia no habría esperado mucho de esta secuela, en primer lugar porque no por manida deja de ser verdad la frase "segundas partes nunca fueron buenas". Y en segundo porque la trayectoria del casi siempre desternillante, y por momentos genial, Kevin Smith iba de capa caída, sobre todo después de la sosísima comedia romántica Una Chica de Jersey, con la que supongo pretendía dar el salto a un cine más comercial -y más rentable también-. Pero las críticas su última película, sobre todo en Cannes, aumentaron mis expectativas considerablemente.

Pero nada. Chasco. Clerks II es, más que una secuela de Clerks, una mezcla de sus dos películas inmediatamente anteriores: la ya citada Jersey Girl y Jay y Bob el Silencioso Contraatacan. Una mezcla a partes iguales entre una comedia romántica superficial, absurda hasta el extremo y llena de tópicos -la tía buena se va con el friki al final-; y una vuelta de tuerca más a los chistes soeces a los que nos tiene acostumbrados, un más difícil todavía que carece de la frescura de la original y que a mí entender ya había llevado al límite en la última de Jay y Bob.

Eso sí, si te gusta Kevin Smith te vas a reir, porque graciosa es un rato, con momentos realmente memorables como la disputa entre los fans de la trilogía del Señor de los Anillos y los de La Trilogía, ya que trilogía solo hay una -no tengo que especificar cuál, ¿verdad?-. (Por cierto que hay que tener valor para criticar las secuelas de dicha trilogía en lo que es otra secuela de un clásico del cine indi... ¿Se daría cuenta de esa ironía cuando lo hizo o es una coña más?).

En fin, ideal para frikis, pero decepcionante en general. Da la impresión de que Kevin Smith no sabe hacer otra cosa, y que cuando ha intentado hacer guiños a la comedia romántica no le ha salido nada bien y tiene que volver al redil a hacer lo que mejor se le da, aunque para ello tenga que repetir la fórmula más que el ajo.

¡Ah!, y que nadie se confunda, cuando digo que Clerks II es en parte una "comedia romántica" no quiero decir que uno deba ir a verla con sus sobrinitos preferidos. En tal caso yo no me hago responsable.