Escuchando...

sábado, junio 24, 2006

Aunque la musa se vista de seda v.2.0

Escuchando el nuevo disco de Muse tengo la decepcionante sensación de que esto ya lo he oído antes. Y no está mal, tiene buenos temas desde luego. Pero se repiten.

Cuando oí su anterior disco, Absolution -el mejor que tienen hasta la fecha, sin duda-, recuedo que dije dos cosas. La primera que tanto el grupo como este disco en concreto eran muy, pero que muy, buenos. Con temas como Time Is Running Out, Sing For Absolution, Falling Away With You o Thoughts of a Dying Atheist marcaban una trayectoria ascendente que los situaba en lo más alto del panorama musical actual -dejando a un lado a las vacas sagradas del mundo de la música, claro-. La segunda cosa que pensé fue que sí, que muy bien por ellos, pero que se copiaban a sí mismos demasiado, y que si no daban un giro a su estilo y su sonido para dotarlo de más variedad, experimentación o, simplemente, para explorar nuevos caminos, acabarían estancándose y aburriendo al personal.

Desgraciadamente creo que es lo que va a pasar con este nuevo disco que, en una primera escucha, parece una recopilación de caras b de Absolution: más de lo mismo. Y para mí es una auténtica lástima, porque yo tenía muchas esperanzas en lo que, hasta ahora, era uno de los grupos comerciales con mayor calidad surgidos recientemente.

Recuerdo que la primera vez que los escuché fue con su tema Muscle Museum de su primer disco Showbiz, y que me llamaron mucho la atención. Pero también es verdad que en aquel momento pensé que no sería más que el típico grupo de niñatos tan de moda entonces -y ahora-, y que no darían más de sí. Por supuesto, cuando escuché el disco entero cambié de opinión por completo.

Muse tienen mucha miga, concentrada toda ella en su líder Matthew Bellamy. Él es el compositor de las canciones y multi- instrumentista de un más que aceptable nivel -tal y como está el panorama hoy día podríamos decir sin temor a equivocarnos que técnicamente está muy por encima de la media-, ya que toca las guitarras y el piano y teclados con bastante soltura. Pero lo que más llama la atención al primer momento es su voz y su forma de cantar, que es capaz de elevarla hasta las alturas con su falsete tan característico, y de realizar saltos de intervalos increíbles, a lo que estamos muy poco acostumbrados en el mundo del pop-rock.

Pero la baza que tiene Muse es que han sabido combinar ese virtuosismo con canciones de bastante buen gusto, lo que les ha llevado directamente al éxito. Pero una escucha más detenida de sus discos, un buceo en profundidad en ellos, nos hace darnos cuenta de la complejidad de algunos de sus temas y de lo en serio que se toman la musicas estos chicos.

Sin embargo, como he dicho antes, su nuevo trabajo, Black Holes And Revelations, aunque mantiene en general todas las virtudes del grupo es, para mi gusto, demasiado continuista y aburre ya un poco. A pesar de eso tiene muy buenos temas, como el primer single Supermassive Black Hole o, la que de momento es mi favorita, Starlight. Pero la mayor parte del resto del disco se pierde en la monotonía y en algunas aventuras latino-flamenco-mexicanas que quizá por ahí puedan sonar exóticas, pero que para un oído español suenan un tanto ridículas.

Que nadie se confunda con mi crítica a su último disco: sigo pensando que son geniales y que, a pesar de que Black Holes And Revelations es un claro bajón, todavía tienen el suficiente futuro por delante como para darle un vuelco hacia delante a su carrera. Espero que empiecen a plantearse que necesitan un cambio de dirección.

Para quien no los haya escuchado en profundidad recomiendo el Absolution que es una obra maestra, o su primer disco, Showbiz, que está realmente bien.

Nota: La versión 1.0 de este post era más crítica con el nuevo disco, pero como lo he estado escuchando mientras escribía tengo que reconocer que le estoy cogiendo el punto. Igual en breve actualizo el post a la versión 3.0 para decir que es una obra maestra. Quién sabe.

jueves, junio 22, 2006

A quién se le ocurre...


lunes, junio 19, 2006

Fundamentales

Los Pet Shop Boys tienen nuevo disco, lo cual es la excusa perfecta para escribirle un post a este excelente grupo de música tecno-pop. Los chicos de la tienda de animales llevan veinte años, que se dice pronto, sacando discos y, lo que es más importante aún, manteniendo el nivel durante un periodo tan largo, que es lo más difícil.

Ellos lo tienen claro: hacen música disco. Lo cual les ha generado una legión de fan incondicionales que los adoran, sobre todo entre el público más afín al pachangueo y las discotecas y, por estas y otras cuestiones, entre la comunidad gay, de la cual son uno de los iconos más representativos. Sin embargo esta definición de "disco" tiene un efecto diametralmente opuesto entre la gente más "guitarrera", entre la cual los PSB son sinónimo de lo peor de lo peor. Por mi experiencia ésta suele ser una opinión llena de prejuicios y fruto de la ignorancia.

Ni tanto ni tan calvo. Me explico. Con respecto a este grupo siempre me he sentido un bicho raro porque, si bien siempre me han gustado, es cierto que difícilmente tolero sus excesos pachangueros. Lo que hace que me gusten menos aquellos discos que más alaban sus fans y, en cambio, para mí los mejores son aquellos que los mismos fans critican por "flojos". Y es en este tipo de discos donde encontramos auténticas joyas de música electrónica que, en muchos casos, a la misma vez son piezas de una gran sensibilidad.

Y es por ello que soy un fan incondicional, aunque irónicamente mi opinión sobre sus discos suela ser la opuesta a la de sus seguidores más típicos. A la misma vez, defender a los Pet Shop Boys en mi entorno me ha acarreado más de una mirada cargada de condescendencia en el sentido de: "pobre ignorante de la vida, qué poco entiendes de música". En fin, no pasa nada, estoy acostumbrado a predicar en el desierto.

Y es que los PSB engañan por ese empeño suyo de autodefinirse como "música disco". Lo cual es literalmente cierto en muchos momentos, pero no en todos. De hecho, entre disco y disco de pachanga, podemos encontrar álbumes enteros que se caracterizan por un tempo lento y unas melodías evocadoras y románticas, en mi opinión, de una calidad tremenda.

Si una cosa los caracteriza como grupo, dentro de su estilo, es la variedad. No tienen dos discos iguales. A su disco de debut Please, con temas inolvidables como Suburbia, le siguió Actually, que los lanzó al éxito y los consolidó como algo más que una moda. En este último encontramos temas con los que nos hemos criado casi toda mi generación, como It's a Sin, Heart o What Have I Done to Deserve This; pero también hay otros como Rent o It Couldn't Happen Here que a mí aún me ponen la piel de gallina, y que hacen de Actually un disco casi perfecto.

En el 88 sacan Introspective, un álbum que rompe con los anteriores por dos cuestiones. Primero porque esta vez se decantan claramente por la música disco más pura, y en segundo lugar porque arriesgan con un álbum de sólo seis temas, tres por cara, cada uno de una duración en siete y nueve minutos. Tiene sus canciones. Como la supongo conocida por todos Domino Dancing, o la para mí más interesante, Let to my Own Devices. También cabe destacar It's Alright tema que, en una versión más corta, creo recordar que ya habían interpretado antes los Eighth Wonder. Y es que los Pet Shop Boys también se han dedicado a escribir para otra gente. El caso más destacable es el disco Results de Liza Minnelli, también de esa época, que compusieron íntegramente para ella.

La década de los 90s la inauguran con Behaviour, un disco mucho más tranquilo que el anterior y que fue una gran decepción para sus seguidores, que esperaban más pachanga y querían una especie de Introspective II. Sin embargo, a pesar de las críticas, el grupo se decidió por elaborar un álbum mucho más intimista y sentido. Temas como So Hard, Being Boring o Jeaulosy ya son clásicos. Para mí Behaviour es la joya de la corona. Es de ese raro tipo de discos que puedes escuchar de principio a fin, canción por canción, y no cansarte nunca. Ni que decir tiene que está entre los mejores de mi colección. Como curiosidad señalar que Johnny Marr, de los Smiths, colabora con su guitarra en varios cortes del disco. Esta época, en la que iban tan bien encauzados, la culminaron con el single DJ Culture -incluido en un grandes éxitos-, tema que compusieron contra la guerra de Irak.

Cuando sacaron Very, su siguiente lanzamiento, fue un shock para mí. Too much very for me. Me resultaba incomprensible que tras Behaviour, con el que marcaban una línea muy interesante que los colocaba entre los mejores grupos pop de música electrónica, volvieran a la pachanga más disco y bailable. Quizá esa forma de alternar el estilo de los discos sea una manera de reconciliar las dos almas de los Pet Shop Boys, la discotequera y la melancólica; o simplemente que no son inmunes a las críticas de su público por antonomasia; o ambas cosas. Para ser justo he de decir que con el tiempo, una vez acostumbrado al sonido del disco, ha ganado mucho, y que contiene temas realmente interesantes, aunque no están al nivel de lo anterior.

De Very el seguramente el tema que más recordamos todos es la versión de Go West de los Village People. Otra cosa que siempre les ha gustado hacer ha sido versiones, y son bastante buenos en ello. Y es que cuando un grupo no necesita de versiones para tener éxito y singles en los primeros puestos de las listas, se pueden permitir el lujo de hacer aquellas que les apetezcan como y cuando quieran. Ejemplo de ello es cuando se atrevieron con Elvis y su Always on my Mind o con U2 y su Where the Street Have No Name; excelentes versiones las dos -sé que los puristas que estén leyendo esto se estarán tirando de los pelos ahora mismo-.

Los siguientes discos son Bilingual, con un cambio de sonido radical, más tendiendo a lo latino, con algún tema interesante, pero en general mediocre y orientado a las pistas de baile; y Nightlife, que vuelve a un sonido más clásico para los PSB, con aires de primeros de los 90s, y que mezcla canciones melancólicas con otras de un aire más trance, lo cual lo convierte en un disco irregular aunque, como siempre en su carrera, tiene varios temas que mantienen el nivel de lo que son los Pet Shop Boys, como I don't know what you want but I can't give it any more o New York City Boy.

Ya en el siglo XXI editan Release, disco que según tengo entendido ha sido el menos vendido de toda su carrera y un claro fracaso para el grupo. Por supuesto para mí es uno de los mejores, una vuelta a esa música melancólica tan característica suya, lejos del pachangueo discotequero y de experimentos como Bilingual. Sin dejar de ser música electrónica Release está más orientado al pop y en él vuelven a colaborar con Johnny Marr. Temas como Home and Dry, I Get Along, London, Love is a Catastrophe o You Choose están entre mis favoritos. Mención a parte merece The Samurai in autumn, pista que me encanta y que seguramente os suene porque la usan de sintonía de algún programa de televisión o anuncio promocional -no recuerdo exactamente-.

Entre disco y disco los PSB también se dedican a hacer remezclas, tanto de sus propios temas como de temas de otros. Como muestra puede valer la interesante mezcla que hicieron del tema de Rammstein Mein Teil y que aparece en dicho single: Mein Teil (there is no guitars in this mix). Y es que no se puede entender a los Pet Shop Boys si no se entiende su sentido del humor tan inglés. En realidad son unos cachondos, y sólo los que se los toman totalmente en serio pueden llegar a pensar que son una tontería de grupo.

Uno de los proyectos más interesantes en lo que se han embarcado últimamente ha sido la composición de una nueva banda sonora para la película muda de Eisenstein El Acorazado Potemkin. La partitura combina música electrónica con música orquestal, interpretada esta última por la Orquesta Sinfónica de Dresden. Que yo sepa es la primera vez que editan un disco casi enteramente instrumental y sin duda es de lo mejor que han hecho. Lástima que aquellos que sigan cargados de perjuicios con respecto a los Pet Shop Boys no se molesten en escuchar estas cosas, no saben lo que se pierden.


Ahora nos presentan su último disco: Fundamental. Las primeras escuchas me dejan una sensación clara: el sonido es mucho más oscuro -sin ser siniestro, que son los PSB- de lo que es habitual en ellos. Hay un par de temas que recuerdan claramente a Depeche Mode. Las letras, que son una cosa en la que los Pet Shop Boys no destacan mucho, lo reconozco, son más políticas. Por ejemplo el primer single -regularcillo en mi opinión- I'm With Stupid es una crítica a la política de Blair y Bush. En general el disco me está pareciendo normalito, pero aún es pronto para ser categórico. Tiene pinta del típico bajón suyo tras hacer un buen disco como es el caso de Release.

En cualquier caso los Pet Shop Boys son fundamentales para todo aquel que se interese por la buena música de calidad en general, y la música electrónica en concreto; y espero que este extenso post sirva para abrirle los ojos a alguno que otro. Con eso me doy por satisfecho.

lunes, junio 05, 2006

Quien roba a un ladrón...

Hacía tiempo que quería ver la película Piratas de Silicon Valley. En realidad más que una película es casi un documental dramatizado para la televisión de los orígenes de la informática tal y como la conocemos hoy día. Por lo tanto su valor no está tanto en su calidad fílmica -aún así, para ser televisión, tiene un nivel muy alto- como en lo sorprendente de lo que cuenta.

Claro que yo ya conocía la historia a grandes rasgos, sin embargo me han llamado mucho la atención algunos detalles, y no dudo que para los más profanos en informática esta película puede resultarles muy interesante. Porque la mayoría de gente desconoce las circunstancias tan especiales en las que se gestaron los sistemas que hoy por hoy rigen la mayor parte de aspectos de nuestras vidas, que utilizan todos los gobiernos de todo el mundo, en los que se basan las empresas y los bancos, y los que nosotros usamos constantemente en nuestra vida cotidiana -y cada vez más- para el trabajo y el ocio, desde el Word hasta el iPod.

Silicon Valley, para quien no lo sepa, es un lugar de California donde se concentran gran parte de las más importantes empresas de informática del mundo. La película narra como surgieron las dos empresas que llevan 30 años cortando el bacalao en el mundo de los ordenadores personales: Apple y Microsoft. Cada una con filosofías, si no diametralmente opuestas, sí completamente diferentes. Aunque el relato pone al tito Gates a la altura del betún, no es menos crítica con Steve Jobs y esa filosofía hippy-artística que siempre ha caracterizado a Apple, y que al final no es tal.

No sé hasta que punto la dramatización es fiel a lo que realmente ocurrió, pero mi impresión es que es bastante correcta, aunque quizá se pasa demasiado dándoles caña a los protagonistas. Desde luego los hitos históricos que cuenta sí que son rigurosamente ciertos. Desde el hecho de que el primer ordenador Apple se creó en un garaje, y que posteriormente fue rechazado por un directivo de Hewlett-Packard -el cual creo que se va de cañas los fines de semana a ahogar las penas con el directivo de Decca que rechazó a los Beatles- con aquella famosa frase: "¿quién va a necesitar un ordenador personal?"; hasta como Bill Gates se hizo rico vendiendo un sistema operativo que no existía.

Apple nació como una alternativa hippy-guay frente al poderío de IBM para acabar convirtiéndose en lo mismo. Microsoft, a pesar de sus técnicas en los negocios -no muy diferentes a las de Apple-, consiguió hacer asequible el acceso a las computadoras, con sus SO de bajo coste, a millones de personas -con el consiguiente avance que eso supuso-, a cambio de generar unos problemas de seguridad y estabilidad a nivel mundial de costes incalculables.

Ahora la luz al final de túnel la representa el sistema operativo Linux -y toda la filosofía del software libre en general- frente al modelo de licencias impuesto por Microsoft. Sistema que tampoco es que sea original en sí -aquí no se libra ni el tato-, ya que el núcleo se basa en UNIX y sus distintos escritorios gráficos, que son los que le pueden llevar a competir en el mercado doméstico, se lo deben todo a Apple y Microsoft. La diferencia es que si éstos antes eran el David que luchaba, de forma más o menos idealista, contra el Goliat de IBM, hoy Linux es el cáncer -término usado por Microsoft- que amenaza al Gran Hermano y que espero que triunfe más pronto que tarde.

En resumen, la película está entretenida y es fundamental para entender el mundo en el que vivimos. Debería ser de obligado visionado para todo aquel que, de una u otra manera, trabaje con ordenadores. Es algo así como el libro del Génesis para los católicos.

"Los grandes artistas copian, los genios roban"
Pablo Picasso