Escuchando...

lunes, marzo 17, 2008

¿Es Trent Reznor un fantasma?

Nine Inch Nails ha editado este mes por sorpresa lo que sería su séptimo larga duración, y tan larga..., Ghosts I-IV. Un disco con 36 temas instrumentales repartidos en cuatro partes de 9. Que NIN saque un disco siempre es buena noticia, y eso que a principios de este siglo casi lo dábamos por acabado y ahora saca un trabajo por año como quien dice. Además, muestra de su buena salud creativa es el hecho de que, como siempre, Reznor no se estanca y sigue arriesgando con algo que nada tiene que ver con lo inmediatamente anterior.

Pero también tengo que decir que aunque me gusta, cómo no podría gustarme, echo en falta algo más de calidad -partiendo de el hecho de que todo lo que hace NIN tiene una calidad mínima que ya la quisieran muchos-. Me refiero a que tanto tema acaba, para mí, dispersando el conjunto, y que ni mucho menos tienen la elaboración que tenían, por ejemplo, aquellas canciones instrumentales que salpicaban The Fragile.

Dejando a un lado la impresión que me da -y que ya he comentado aquí antes- de que, aunque está muy bien que Nine Inch Nails publique discos y que sus fans se lo agradecemos, el ser tan prolífico últimamente va en detrimento de la calidad de sus trabajos; y ninguno de los últimos, por muy buenos que sean -y lo son-, resiste la comparación con los de los años noventa en riqueza de arreglos, de texturas, de sensaciones y de profundidad en general. Como digo, dejando a un lado eso, la publicación de Ghosts I-IV me da pie para hablar de otra cosa. De hacia dónde se encamina el mundo de la industria discográfica.

Y es que Reznor ha publicado este disco directamente en su página WEB, como antes hicieran Radiohead o él mismo con su colaboración con Saul Williams. La primera parte se puede descargar de forma directa y gratuita, y el disco completo en distintos formatos a precios irrisorios -sobre todo para los europeos teniendo en cuenta cómo está el cambio del dólar últimamente-. Pero el detalle que a mí me parece más importante en este caso es que Ghosts I-IV ha sido publicado bajo licencia Creative Commons. Según ésta, el disco se puede copiar, distribuir e interpretar libremente, siempre y cuando se respete quién es el autor, no se haga para uso comercial y si se hacen obras derivadas -que se puede- que se respete la licencia original en ellas.

Esto supone un paso más en el cambio general que está sufriendo el mundo de la industria musical. Un paso en el buen camino. ¿Qué discográfica, por muy grande que sea el artista del que se trate, hubiera permitido a un grupo sacar un disco de 36 temas instrumentales? Las razones son muchas, e incluso lógicas: el coste de producción frente a las pocas expectativas de que algo tan "raro" dé muchos beneficios, la teoría de que el mercado y el público no puede asimilar tanta información de golpe -recordemos que NIN en menos de tres años ha publicado tres discos, uno de ellos doble e instrumental-, etc.

Sin embargo las discográficas ya no son necesarias, se pueden obviar. Los grupos pueden editar todo aquello que se les antoje y publicarlo y distribuirlo ellos mismos a través de Internet. Todo ese material inédito que se queda en el tintero y por el que nunca apostaría una discográfica, todas esas obras que podrían sacar los artistas cuando están en su mejor momento creativo y que no salen porque la productora piensa que se saturaría el mercado, toda esa creatividad que se echa a perder porque a los grupos no se les permite experimentar y se les presiona para que den más de lo mismo que les hizo triunfar en un primer momento...

Pero esta cara también tiene su cruz. ¿Quién pone ahora filtros o límites? Antes era la discográfica, eso sí, con una intención claramente comercial. Ahora son los propios artistas, que no son nada objetivos y que además se suelen rodear de pelotas que están constantemente diciéndoles que todo lo que hacen está bien, los que decidirán qué editan y qué no. Es decir, a partir de ahora nos vamos a encontrar rondando por ahí cada vez más pajas mentales del flipado de turno. A mí me parece genial que esto esté cambiando en esta dirección, pero poco a poco nos va a ser más difícil diferenciar el grano de la paja. Eso sí, dependerá de nuestro propio criterio, como debe ser.

Ghosts I-IV me gusta, pero es sin duda una obra menor. Trent, tómate un descanso, el tiempo que necesites, y vuelve a deleitarnos con una obra maestra indiscutible de las tuyas, de esas que después de mil escuchas aún les encuentras algo nuevo.