Escuchando...

viernes, noviembre 02, 2007

Después que canta el hombre

Por fin un concierto de Silvio Rodríguez del que salgo con muy, pero que muy, buen sabor de boca.

La primera vez que lo vi en directo fue en la gira que hizo junto a Luis Eduardo Aute hace casi diez años. El concierto al que yo asistí además fue el primero, y se notaba demasiado que no se lo habían preparado lo suficiente. Estaban completamente perdidos entre ellos, y Silvio estuvo serio y seco. Con decir que al final lo que más me gustó fue Aute lo digo todo. Además en aquella ocasión Silvio se acompañaba del excelente guitarrista Rey Guerra, lo que a priori debería ser positivo, pero un público ávido de que le den lo que quiere oír no recibió muy bien que se hicieran versiones tan alternativas como desconcertantes de temas como Ojalá. Bien por ver al trovador cubano por primera vez, pero en general fue decepcionante.

La siguiente vez que lo vi fue en la Fiesta del Partido Comunista de España en Madrid. Yo fui de los afortunados que estábamos relativamente cerca del escenario, y por lo tanto pudimos ver el concierto sin problemas. Pero no se puede decir lo mismo de los que se encontraban más atrás, porque Silvio obligó a la organización a no encender las pantallas para que no se pudiera grabar la actuación, o qué se yo. El cabreo de la gente fue mayúsculo. Si a eso le sumamos que al poco de empezar declaró que iba a tocar el último disco -Cita Con Ángeles, en mi opinión de los más flojos- del tirón, de la primera a la última canción, seguidas y en el mismo orden, podemos imaginar la estupefacción un público, que además de querer escuchar todos los clásicos, desconocía por completo en general el último trabajo. Otra pequeña decepción.

Pero afortunadamente esta vez el cantautor nos ha compensado con creces todas las experiencias anteriores. Rodeado por un excelente grupo de músicos -dos guitarras, un bajo acústico, un percusionista y una clarinetista- Silvio comenzó su concierto con El Necio, siguió con Quién Fuera y no paro de repasar los temas más emblemáticos de su larga carrera.

Especialmente emocionante para mí fue escuchar Canción Del Elegido, la primera vez que yo lo veía interpretarla en directo, con esos versos tan incendiarios:

Y comprendió que la guerra era la paz del futuro
lo más terrible se aprende enseguida
y lo hermoso nos cuesta la vida
la última vez lo vi irse entre humo y metralla
contento y desnudo
iba matando canallas
con su cañón de futuro

O cuando con motivo del 40 aniversario del asesinato del Che Guevara rescató América, Te Hablo de Ernesto, tema que sólo habíamos oído en versiones inéditas, y que contiene también unos versos para la historia:

Aunque lo entierren hondo,
aunque le cambien la cara,
aunque hablen de esperanza
y brille la mascarada,
llegará su fantasma
bien retratado en las balas.

Como excepción, y con motivo del reciente lanzamiento de un disco homenaje al también fundador de la nueva trova cubana Noel Nicolá -tristemente fallecido-. Silvio interpretó una pieza de éste que yo desconocía, y que por ser tan breve como hermosa voy a transcribir aquí:

Te perdono el montón de palabras
que has soplado en mi oído desde que te conozco.
Te perdono tus fotos y tus gatos,
tus comidas afuera, cervezas y cigarros, es más,
te perdono andar como tú andas,
tus zapatos de nube, tus dientes y tu pelo.
Te perdono los cientos de razones,
los miles de problemas, en fin, te perdono no amarme.
Lo que no te perdono es haberme besado con tanta alevosía.
Tengo testigos: un perro, la madrugada, el frío,
y eso sí que no te lo perdono,
pues si te lo perdono seguro que lo olvido.

También hubo tiempo para reivindicaciones políticas, como cuando leyó parte de un discurso de Danny Glover -que al parecer, además de participar en las fachosas Lethal Weapon y en engendros como Saw, es sorprendentemente un tío bastante comprometido en política- sobre los 5 cubanos detenidos injustamente en EEUU por defender legítimamente a Cuba. Un discurso que chapeau.

Por lo demás un clásico detrás de otro hasta el punto de que se me saltaban las lágrimas. Lo hicimos salir hasta cinco veces en los bises. El lema del público era "hasta que no toque el Ojalá no nos vamos", y aún después de eso lo hicimos salir otras dos veces hasta que prácticamente nos mandó a la cama cantándonos una nana.

Yo vi a un Silvio contento y en plena forma. Y si a eso le sumamos el hecho de que su último disco, Érase Que Se Era, es, además de doble, de lo mejor que ha editado últimamente, el resultado de la ecuación nos da que tenemos Silvio para rato.

Y yo que me alegro.

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