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lunes, febrero 13, 2006

How far will you go for a second chance?

El planeta Solaris es una gran masa de agua. Todo él es un inmenso océano. Pero es un océano muy especial, puesto que es un ser vivo, un cerebro que cubre todo el planeta. El hombre lleva décadas desde que descubrió su existencia investigando sus peculiaridades e intentando establecer algún tipo de contacto. Un día, a consecuencia de unos experimentos, los investigadores reciben una peculiar respuesta del planeta.

Con esta premisa Stanislav Lem escribió uno de los clásicos más indiscutibles de la ciencia ficción, con todas las letras. Puesto que en Solaris es tan importante la ficción como la ciencia. El planeta es un personaje más de la novela y Lem desgrana magistralmente el caracter científico de todas y cada una de sus particularidades. Esta es una de las razones por las que se ha convertido en una obra de culto para los seguidores del género.

Pero Solaris es mucho más que una amalgama de tecnicismos salidos de la imaginación del escritor para describir su planeta ficticio. Lem teje sobre esa base de ciencia ficción una fábula en la que reflexiona sobre el sentido de la vida, el ser humano, las elecciones, la culpa, la soledad, el amor, la muerte y hasta Dios.

Aunque reconozco que el libro en su día me encantó y que soy un aficionado a la ciencia ficción, he de decir que a mí la parte más destacable de la novela es la historia de amor de los protagonistas y las reflexiones a las que nos arrastra. Como yo debió pensar Andrei Tarkovsky cuando dirigió la adaptación al cine del libro. La película soviética data de 1972 y se centra principalmente en los sentimientos dejando el planeta Solaris en un segundo plano, como un transfondo del que se insinúa más que se muestra, al contrario que en la novela. Lo cual, si bien desvirtúa buena parte de lo que es y pretende el libro, me parece un acierto a fines cinematográficos. Con casi tres horas de duración la película de Tarkovsky es puro arte en sus planos, su tempo y sus silencios. Gracias a esos recursos consigue transmitir fielmente la sensación de soledad, angustia y culpa del protagonista. También es verdad que tiene muchas coincidencias con 2001 de Kubrick, dando la sensación de que era la 2001 soviética, pero yo creo que eso ahora no tiene importancia, ya que nos queda un clásico incuetionable para los más cinéfilos.

En el 2002 Steven Soderbergh en la dirección, James Cameron en la producción y George Clooney como actor principal se unieron para hacer un remake de la película rusa. Con este trío de hollywoodienses, profesionales de la comercialidad, sólo cabía esperar algún tipo de espectáculo esperpéntico. Sin embargo nada más lejos de la realidad. La Solaris de Soderbergh es una película intimista y claustrofóbica, muy lejos de los cánones de Hollywood, en la que Clooney está realmente bien en su papel. Aunque con una duración mucho menor que la de Tarkovsky la película no pierde, incluso gana, en su forma de reflejar la historia de amor y los sentimientos, aunque quizá sí que pierde lo que de artístico pudiera tener la original. Esta nueva versión de Solaris fue un fracaso comercial, entre otras cosas por una promoción engañosa que dirigió la película a un tipo de público equivocado aprovechando el tirón de George Clooney. Público que inmediatamente se vio decepcionado, aunque yo pienso que desde el principio tanto Soderbergh como Cameron y Clooney tenían claro que nunca sería una película de éxito, y la afrontaron valiéntemente como una estravagancia suya dentro del mundo de Hollywood que les rodea.

Mi opinión es que las tres versiones de Solaris (libro y dos películas) seguirán ganando adeptos continuamente con el tiempo. Cada una por sus propias virtudes.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

eres la tercera persona en 1 semana que me dice que Solaris (la de Soderbergh) es buena. Curiosamente, cuando se estrenó sólo oía opiniones negativas.

Habrá que verla :p

vladimiro dijo...

Es buena. Yo por ahí le he dado un 7 sobre diez.

Lo que pasa es que el tipo de público que va a ver "una del espacio con George Clooney" normal que dijeran "qué tostón".

Pero los que vayan a ver una película sobre sentimientos que te haga reflexionar se van llevar una grata sorpresa.

En ese sentido pasa un poco como con Olvidate De Mí, que la gente a la que podría gustarle no fue a verla porque era de Carrey, y los que fueron a verla precisamente por eso, para echarse unas risas, se llevaron el chasco.

No las comparo, eh? Solaris está bien, y te la recomiendo encarecidamente, pero tampoco es que sea un peliculón con mayúsculas. Es simplemente que yo la vi con pocas espectativas, pensando que sería un rollo hollywoodiense, y nada de eso, me gustó bastante. Así que ya se me quedó ese buen sabor de boca.

Pero si a lo que te refieres es a que es buena en comparación con la rusa, bueno, es menos "artística" pero también memos pesada y más concreta. Va al grano y lo que cuenta lo cuenta bien. Es un remake muy digno.

Anónimo dijo...

No he visto la rusa. Me sobrevaloras, padawan :p

Recuerdo que fui a ver ¡Olvídate de mí! con D. en Madrid, en VOS a los cines Renoir de la Plaza de los Cubos (esto de dar tantos detalles queda muy naturalista). El actor, el título y el cartel prometían poco, muy poco, pero un amigo que es crítico (y productor) de cine nos convenció a duras penas para correr el riesgo, y nos aseguró que era una maravilla. Desde aquella noche, vivo enamorada de Carrey y de Winslet.

Todo esto para decir que yo no soy especialmente prejuiciosa ya en materia cinematográfica. Si hasta fui a ver Match Point después del fiasco de Melinda... xdd

vladimiro dijo...

No lo eres pero lo has sido. Y sólo a base de "palos" de los que te rompen los esquemas has ido abriendo la mente.

A mí me ha ido pasado igual, lo reconozco. Y ahora me dedico a mirar desde mi atalaya de sabiduría a los que aún viven dentro de la caberna de Platón, donde sus prejuicios de gente "guay" no les permiten ver más que las sombras del mundo de las maravillas, y pienso: "pobrecitos". (Eso es aplicable al cine, pero también a la música y todo lo demás) XD

Por cierto, recuerdo que con Match Point te costó bastante decidirte y eso que sabías de buena tinta que estaba muy bien. ;)

Y no te sobrevaloro. Me curo en salud.