Grandes Directores. Hoy: Richard Linklater

Recuerdo que me enfrenté a Antes del Amanecer, casual e irónicamente, una madrugada de insomnio, cuando el astro rey estaba apunto de llamar a mi ventana. Lo cierto es que quería ver una película que me ayudara a conciliar el sueño, y la romántica historia de dos jóvenes paseando por Europa -según la sinopsis- me parecía perfecta para ello. Pero vaya sorpresa me llevé. Cuanto más romántica se volvía más interesado estaba yo: no pude dormir.
La película cuenta la historia de la noche perfecta que a todos -o por lo menos a mí- nos gustaría tener alguna vez: dos jóvenes que se encuentran por casualidad y que mientras pasean por la noche de Viena, y hablan y hablan de lo divino y de lo humano, comienzan a enamorarse. Y todo ello contra reloj, ya que ella parte a París y él a Estados Unidos al amanecer.
Técnicamente es una obra maestra, aunque el argumento es, a priori, muy sencillo, la fuerza está en los diálogos y en un guión -también de Linklater- perfecto. Tan perfecto como el ritmo que el director le da la película. Y eso por no hablar de los planos secuencia por las calles de Viena. En definitiva, rodada con sencillez, con gusto y con mucha honestidad -se me ocurre más de un director/a que podrían aprender de pelis como esta-.
Sorprendentemente lo mismo se puede decir de su secuela Antes del Atardecer, y digo "sorprendentemente" por aquello de que nunca segundas partes fueron buenas. No es el caso. Un guión más maduro -por lo que cuenta y por cómo lo cuenta- y, aunque diferente, igual de bueno que el otro. Hay que destacar que tanto Ethan Hawke como Julie Delpy -los protagonistas- colaboran en este guión en el desarrollo de sus personajes, lo que nos deja ver cómo los mismos actores han llegado a encariñarse o identificarse con ellos hasta querer influir en por dónde va la historia.
Antes del Atardecer transcurre varios años después y esta vez por París en vez de en Viena, y además en tiempo real -sí, sí, si la película dura 80 minutos lo que cuenta ocurre en exactamente 80 minutos, sin saltos en el tiempo-. Hay quien la ha criticado por considerarla innecesaria, y porque de alguna manera rompía la magia que se había creado al final de Antes del Amanecer. Desde luego que hacer una secuela era algo muy arriesgado y que las probabilidades de arruinarlo todo eran mucho mayores que las de salir airoso del experimento. Pero, a pesar de que con esta continuación, efectivamente, algo se pierde de lo que nos dejó la primera parte, hay que reconocer que el equipo Linklater-Hawke-Delpy sale más que airoso del trance dejándonos una obra maestra que yo personalmente les agradezco profundamente.

Normalmente yo criticaría este tipo de cosas tan pedantes o pretenciosas, diciendo algo así como que "si quieres hablar en serio de filosofía escribe un libro -o una enciclopedia, dada la extensión de los temas- y no lo hagas con una película de 90 minutos". Pero tengo que reconocer que está bien hecha, es interesante y hasta perturbadora en algún momento. Y por qué no decirlo, no es muy común poder ver una película seria que te haga reflexionar sobre ciertas cosas, y nunca está de más. Aunque es evidente que Waking Life no es para todo el mundo, yo no puedo dejar de recomendarla encarecidamente. Los más pedantes seguro que la disfrutan.
En el aspecto técnico la película también sorprende, ya que está rodada con actores reales y luego dibujando encima de los fotogramas, con lo que queda una mezcla entre película de animación y película normal. De hecho se puede distinguir perfectamente a los actores que hay detrás, como el caso de los antes mencionados Julie Delpy y Ethan Hawke que hacen un cameo, o el propio Richard Linklater que aparece en uno de los diálogos al final de la película.
Pero no todo son obras maestras en la filmografía de este director. The Tape, aunque claramente una obra menor, es una interesante cinta digna de mención. Sin embargo no se puede decir lo mismo de Una Pandilla de Pelotas -remake de una comedia del mismo título de los años 70- y de Escuela de Rock; ambas bastante flojas -eso sí, técnicamente correctas, que el vale vale-. Para ser justo con esta última he de decir que, dentro de su superficialidad, está entretenida y no es mala del todo, eso sí, siempre que la veamos en versión original -lamentable el doblaje a cargo del "niñato" de El Canto del Loco-. En fin, ya sabemos cómo funciona el mundo del cine: de películas como Waking Life no se puede vivir y de vez en cuando hay que hacer algo que tenga contento al estudio para que luego te dejen hacer lo que realmente te gusta hacer.

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