El cine de Woody Allen es como todo lo demás

El problema que yo le veo es la elección de las películas que se van a emitir, ya que se centran en las de la última década -de mediados de los 90s hasta ahora-. No es que las de esta etapa sean malas, pero sí son, en general, más ligeras que la mayoría de las anteriores; y quizá para darlo a conocer no sean los mejores ejemplos. Por otra parte entiendo que los clásicos de Woody Allen ya se han proyectado mil y una veces en incontables ciclos anteriores, y que quizá muchas de las películas anunciadas para éste no se habían emitido antes en la televisión pública.
Pues bien, aprovechando que el Tajo pasa por Pisuerga, voy a hablar de esta última etapa del cine de Allen que, como ya he dicho, no es la mejor, pero tiene sus momentos. Y es que buena parte de la producción del cineasta neoyorquino de los últimos años ha dependido de un contrato con Dreamworks - la productora de Spielberg-, que, entre otras cosas, le revisaba los guiones antes de aprobarlos. Lo que ha sido una de la razones, una vez finalizado el contrato, de venirse a rodar a Europa donde, además de hacerle estatuas, le dejan total libertad.
Esta etapa yo la encuadro entre Celebrity (1998) -que se emite hoy en La 2- y Melinda y Melinda (2004) -ambas incluidas-, pero, ya que la pusieron en el ciclo la semana pasada, voy a empezar hablando de Desmontando a Harry (1997), aunque para mí no es la primera de una etapa, sino la última de la anterior, pero bueno.

Tras ésta rodó Celebrity, una de las más flojas en mi opinión, no porque la película sea mala, sino porque Kenneth Branagh no convence en un papel hecho a la medida del propio Allen, y que seguramente no interpretó él mismo porque era para una persona mucho más joven.
A Celebrity le sigue Sweet and Lowdown -traducida en España por Acordes y Desacuerdos, sin comentarios-. Sean Penn está estupendo en lo que, para mí y a pesar de algún que otro chiste ocasional, es una de las películas más dramáticas del director neoyorquino, de las que más me llegan -quizá porque el protagonista es un guitarrista y un gilipollas-. La escena en la que rompe la guitarra me parte el alma.
A partir de aquí comienza el contrato con Dreamworks. La primera película, Granujas de Medio Pelo, es entretenida y divertida, pero inusualmente ligera, lo que nos indica por dónde van a ir los tiros con la productora propiedad del ñoño de Steven Spielberg. La Maldición del Escorpión de Jade es, siguiendo esta misma línea, divertidísima y sin duda la mejor de esta etapa. Tras ella nos presenta Un Final Made In Hollywood, una película muy divertida llena de gags hilarantes pero en la que comente el error de hacerla demasiado larga, un error que él mismo había criticado otras veces cuando decía que "no había ninguna razón para que una película durara más de 90 minutos", a lo que por cierto se ciñó durante muchos años, pero se ve que aquí se le olvidó. Lo mejor de Hollywood Endings es sin duda el final, al que aún sigo dándole vueltas y dudando de si se reía con nosotros o de nosotros -los europeos-.

Esta etapa la cierro con Melinda & Melinda, interesante film, pero posiblemente la peor de sus películas en muchos años. Ciertamente recomendaría cualquier otra antes que ésta. Afortunadamente la nueva etapa europea de Woody Allen no ha podido comenzar mejor con la estupenda Match Point, en la que el director vuelve a su cine más serio. Ahora nos queda esperar hasta otoño para el estreno en las salas españolas de Scoop -aún sin título traducido, veremos qué sorpresa nos dan-, película que parece que va a ser otra comedia al más puro estilo Allen y en la que repite con Scarlett Johansson además de volver a encarnar él mismo un papel protagonista.
La mayoría, sino todas, de las películas de esta última etapa que he comentado ligeramente aquí, se podrán ver en el ciclo de La 2. No dejéis de verlo aquellos que no conozcáis bien el cine de Woody Allen, porque merece la pena. Y si os gusta no dudéis en revisar los clásicos, porque encontraréis verdaderas joyas y obras maestras, a las que ya les iré dedicando en el futuro sus respectivos post.
Sólo para hablar de Annie Hall correrán ríos de píxeles.
2 comentarios:
hombre, al fin dedicas un post a nuestro adorado Woody :D
Te perdono, por los pelos, que obvies o minimices la gran Match Point, para mí una película maravillosamente rodada e interpretada, y con un guión que síii, que remite a más de un clásico (propio y ajeno), pero que está muy bien pulido y ensamblado.
Estoy de acuerdo en el resto del post, aunque siempre te he dicho que eres demasiado benevolente con sus "ligerezas": yo quiero a un Woody ingenioso, intenso y sincero, como antaño, y no comedietas para pasar el ratín. En todo caso, Woody siempre será Woody y a ti te encontré en la calle.
No obvio ni minimizo Match Point, la he mencionado porque tenía que hacerlo, pero he querido ceñirme a la etapa del cine de Allen que va a cubrir el ciclo de La 2, porque si no el tema sería tan extenso que no terminaría nunca.
Pero insisto en que su última gran película no es Match Point, sino Desmontando a Harry. Match Point es muy buena, pero sus paralelismos con Delitos y Faltas (no sé si la has visto :p) para mí son demasiado grandes como para no tenerlos en cuenta.
Me gusta el Allen profundo (tanto en el drama como en la comedia), pero también el "ligero", porque me lo paso pipa. Y lo pongo entrecomillado porque el Woody Allen "ligero" es más profundo que la mayoría de otros cineastas "profundos", no sé si me explico. Cada película suya tiene un punto interesantísimo, aunque sea una comedia ligera.
A mí La Maldición del Escorpión de Jade me pirra, fíjate tú.
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