Presa del
marketing viral y abrumado por la propaganda, las buenísimas opiniones previas al estreno de crítica y público y las buenas
reviews posteriores; las estratosféricas puntuaciones en páginas de cine tales como
imdb,
filmaffinity o
rottentomatoes; alguna que otra recomendación personal más que subjetiva; el calor y el hastío estival; y por qué negarlo, presa también de mi gusto por todo lo
friki y lo siniestro que se dan la mano magistralmente en ese mítico cómic que es
Batman, presa de todo esto fui a ver
El Caballero Oscuro Andante.
Por supuesto era consciente de que no sería para tanto. Sin haberla visto era evidente que estaría muy sobrevalorada, principalmente por la desafortunada muerte de
Heath Ledger y la impactante caracterización del personaje que interpretaba en la película:
The Joker. Pero no estaba preparado para lo que vi, un tostón disperso y convencional. Una americanada. Una película de superhéroes mediocre y llena de clichés muy lejos de la calidad y profundidad -en tratar más o menos el mismo tema, véase: que ser un héroe conlleva estar solo, ya que atraes la desgracia sobre quienes te rodean, etc.- que otras del género, como la siempre recomendable
Spiderman 2.
Aunque más adelante comentaré todo lo que está mal en
The Dark Knight, lo primero que me llama la atención tras ver la película es cómo tanta gente, tanto profesionales como público, puede ponerla por las nubes. ¿Cómo pueden hablar de profundidad, de acción trepidante, de la mejor película e superhéroes de todos los tiempos...? ¿Hemos visto la misma película? Parece que no. Todo esto me hacer perder la fe en las redes sociales que tengo de referencia para algunos temas, visto que basta un poco de propaganda para que dejen de ser de fiar; a la vez que me sube algo mi autoestima al comprobar que aún soy algo crítico frente a la histeria colectiva.
Para empezar era de esperar que The Dark Knight no diera mucho de sí, ya que el director es
Christopher Nolan. Posiblemente el realizador más sobrevalorado de los últimos años, y tras la secuela de Batman Begins ni os cuento. Nolan dio la campanada con
Memento, una muy buena y original película que no puede dejan indiferente a nadie. Memento consigue, mérito del director, que vivas desde el punto de vista de protagonista sus tribulaciones, y además lo hace muy bien. Yo quedé gratamente impresionado, lástima que el guión flojease y al final no estuviese a la altura de todo lo demás. Aparte de Memento, que es lo mejor que ha hecho hasta la fecha, Nolan no tiene en su haber más películas dignas de mención.
Insomnio y
El Truco Final son olvidables; entretenidas y poco más.
La Warner llevaba tiempo intentando resucitar la franquicia de Batman retomándola desde cero después del fiasco que supusieron las infumables Batman Forever y Batman & Robin de Joel Schumacher. Tras dar muchas vueltas el encargo recayó en Nolan y el resultado fue
Batman Begins, una película que, sin ser nada del otro mundo, restituía al personaje algo de dignidad y estaba hecha con cierto oficio. De Batman Begins, sobre la que no me quiero extender aquí, destacaría que me gustó el retrato que se hace de
Bruce Wayne como alma torturada y dual que debe enfrentarse a sus propios miedos y que se debate entre la búsqueda de la justicia y la búsqueda de la venganza. Me gustó la evolución del personaje que desemboca en Batman y que no se abusase del hombre murciélago, de forma que este hace su aparición como tal ya muy avanzada la cinta y en versiones primitivas de sí mismo. Me gustaron estos y otros detalles -que no contaré aquí para no desvelar cosas-, pero aún así no acabó nunca de convencerme más allá de ser, en conjunto, una película de entretenimiento más.
Ahora llega
El Caballero Oscuro y lo mejor es, sin duda alguna, el personaje del
Joker. La caracterización es asombrosamente perfecta para el personaje de cómic y la idea que tenemos de él: sucia e inquietante, muy lejos de la pulcritud con que lo encarnó Jack Nicholson en la película de Burton. Pero es más, Ledger borda el papel acaparando todo el interés de la película. Tanto es así que cuando el Joker no está en escena todo lo demás nos importa un poco un pimiento y nos dedicamos a contar los fotogramas hasta que vuelva a aparecer.
El contrapunto al Joker lo da
Batman. Y cuando digo contrapunto no me refiero al bien contra el mal, sino a que frente al Joker, un personaje interesante e inquietante, nos encontramos un Batman plano, irrelevante y soso hasta decir basta. No queda nada de la lucha interna, las contradicciones y el deseo de venganza de Bruce Wayne, ahora Batman es netamente bueno, sin matices. Un auténtico Caballero Andante en defensa de su dama. Tampoco queda nada de la sutileza con la que se trató al superhéroe en Batman Begins, ahora el murciélago aparece a todas horas en cualquier lugar, llegando a saturar tanta presencia y quitándole todo misterio. Batman ya no es el ser siniestro que acecha en las sombras de la noche, ahora es omnipresente repartiendo mamporros desde el principio de la cinta y hasta organizando complejas operaciones internacionales al más puro estilo de Tom Cruise en
Misión Imposible. Todo esto llega al máximo ridículo cuando Batman, con todo su traje, su capa y sus orejitas puntiagudas; entra en la comisaría como Pedro por su casa a interrogar al Joker a todas luces y con todos los policías ahí mirando tranquilamente. Punto final a cualquier posibilidad de misterio, de inquietud o de glamour que pueda llegar a tener el hombre murciélago.
El resto de personajes, y hay muchos en lo que es una película bastante coral, quedan también completamente desdibujados. Tanto los malos como los buenos son planos y poco interesantes, de manera que en realidad no nos importa demasiado lo que les pase a unos y a otros. Michael Caine y Morgan Freeman están correctos en su papel de secundarios para dar caché al film -aunque no me cuadra mucho eso del mayordomo a la última en tecnología punta-. Gary Oldman está bien, como en casi todo lo que hace. Maggie Gyllenhaal está completamente desperdiciada, aunque claro, el papel de "la chica" no da para mucho más; y Aaron Eckhart está tan correcto y tan plano como todos los demás -y su evolución es tan superficial que da risa, pero eso no es culpa suya, es del guión-. Los mafiosos, esos hombres peligrosísimos y poderosísimos que controlan la ciudad y que tienen comprado a todo el mundo, no son en realidad más que unos pardillos y unos papanatas. Vamos, por favor... Y el Espantapájaros, un villano muy conseguido en en Batman Begins, aparece aquí esporádicamente que ni fu ni fa, mejor hubiera sido ni sacarlo.
Otro de los personajes que se desdibuja completamente hasta llegar a desaparecer como tal es la propia ciudad de
Gotham. ¿Dónde ha quedado esa ciudad grandiosa y a la vez decadente, majestuosa y sucia, gótica y oscura? Gotham es en El Caballero Oscuro de Nolan una ciudad pulcra de rascacielos de cristal y tecnología punta. Ya en Batman Begins la ciudad no es tan gótica como cabría esperar, pero eso lo atribuí a cierta sutileza, a la intención de darle realismo y no quedar demasiado como un cómic, o peor, como una copia del Batman de Tim Burton. Ahora Nolan apuesta claramente por olvidar el carácter gótico y oscuro de la ciudad y nos presenta Nueva York como escenario moderno de las aventuras del superhéroe más siniestro de todos.
Buena parte de mi decepción viene porque yo esperaba alguna especie de lucha interior en Batman. Igual que Batman Begins fue un camino ascendente desde la tortura interior que culmina en el hombre murciélago justiciero, yo esperaba que El Caballero Oscuro -además, que el título lo insinúa- fuera un descenso a los infiernos, que su confrontación con el Joker lo llevara a comprender que para salirse con la suya debía de caer tan bajo como la gente a la que pretendía combatir. O algo así. Un poco de miga, vamos. Pero no, el caballero, que nada tiene de oscuro, es recto, justo y bueno. Un Caballero Andante que ni el el peor momento es vengativo, sino que tras insufribles y ñoños discursos sobre lo buena que en el fondo es la gente al final se hace el mártir, se sacrifica por los demás y el bien común. Por favor.
En fin, independientemente de lo que a mí me gustaría que hubiera sido, lo que en realidad es irrelevante, The Dark Night podría ser una entretenida americanada de acción para pasar el rato, si no fuera porque es larga y tediosa. Tiene ratos muy aburridos, básicamente cuando no aparece el Joker, y el montaje es lamentable, va saltando de situación en situación, entre tanto personaje, hasta que te marea por completo. Con varios clímax intermedios de bastante más intensidad que el clímax final la sensación que me quedó es de completa decepción. No esperaba tanto como decían las críticas, pero no esperaba tan poco y que me gustase menos incluso que la anterior.
No es la peor película del mundo, que quede claro, pero ni de lejos es lo que dicen de ella, no sé en qué está pensando la gente cuando la pone por las nubes. Y para un fan de Batman, el personaje de cómic, le debe resultar completamente insatisfactoria, muy por debajo de lo que se podría esperar de alguien que se toma en serio las posibilidades del murciélago como héroe -o antihéroe- contradictorio, violento y oscuro.