Vicky Cristina Barcelona Olé
"Ladys and gentlemen, y el Globo de Oro a la peor mejor comedia es para... ¡Vicky Cristina Barcelona!". Por favor, estos americanos están todos locos. Año tras año ninguneando todas las películas de Woody Allen -salvo algunas excepciones por incuestionables-; dejando pasar sin pena ni gloria grandes obras -en algún caso maestras- de este realizador, como Match Point, Desmontando a Harry, Delitos y Faltas o Manhattan. ¿Y vienen ahora a premiar su peor película en muchos años, y puede que de toda su trayectoria?
No puedo evitar preguntarme: ¿por qué? Y no puedo evitar acordarme de cómo acaba otra película del propio Woody: Un Final Made In Hollywood. En ella el director neoyorquino ironizaba con bastante mala leche sobre el gusto europeo, insinuando que éramos tan esnobs que nos parecería una obra de arte una basura de película sin sentido filmada por un ciego, mientras que por supuesto el público norteamericano la detestaría. ¿Está pasando ahora justo lo mismo pero al revés?
Dejando a un lado que en mi opinión dicha ironía va más bien dirigida contra Hollywood, ya que ese sería precisamente el final "blanco" por el que optaría la industria -los americanos son listos, los europeos tontos y unos esnobs y el protagonista, contra todo pronóstico, sale bien parado del entuerto-; lo cierto es que hay paralelismos entre esta anécdota y la vida real, que tienen mucho que ver con el cine de Woody Allen y la diferencia de apreciación de éste entre Norteamérica y Europa.
Allen lleva décadas haciendo grandes películas que pasan desapercibidas en su país mientras que son aclamadas en el resto del mundo, principalmente en Europa. Es cierto que algunas de las más significativas se han llevado algún que otro premio, como es el caso de Annie Hall, La Rosa Púrpura del Cairo o Hannah y Sus Hermanas. Pero yo no me explico como otras, como las que he mencionado en el primer párrafo, no han sufrido la misma suerte, mientras que son aclamadas en el viejo continente. ¿Será verdad que somos unos esnobs y que vemos arte donde no la hay? ¿Que el público y la crítica norteamericanos son más listos? ¿O más bien todo lo contrario?
Yo me inclino por esta última opción, en la línea de que creo que el final de Hollywood Ending quiere decir precisamente lo opuesto de lo que parece. Y la razón me la da definitivamente que Vicky Cristina Barcelona, sin duda una de las peores películas de Woddy Allen, tenga tanto éxito en Estados Unidos.
Vicky Cristina Barcelona es aburrida. No es un drama, eso queda claro desde el principio. Pero tampoco es una comedia, porque no tiene ni chispa de gracia. Es la primera vez que no me río, que ni tan siquiera se me escapa una sonrisa, con una película con intenciones de comedia del director de Brooklyn. Los actores están especialmente sosos, a excepción de Penélope Cruz, todo hay que decirlo. Por no hablar de la irritante banda sonora, que merecería un post aparte.
¿Cómo es posible que esto guste tanto a público y crítica estadounidense? Será que nosotros tenemos más cultura y criterio, y ellos son más burros en general. Aunque aún hay otra explicación. Y es que gracias a Woody Allen llevamos años riéndonos del estereotipo de americano de clase alta, burgués, hipocondriaco, maniático, adicto al psicoanalista, superficial y con una vida sentimental desastrosa; y ahora es a ellos a los que les ha caído en gracia la parodia llena de clichés del carácter latino que se hace en esta película.
Se ve que a nosotros no nos hace ninguna gracia que nos reduzcan a un estereotipo, al igual que a ellos tampoco se la ha hecho todo estos años.
No puedo evitar preguntarme: ¿por qué? Y no puedo evitar acordarme de cómo acaba otra película del propio Woody: Un Final Made In Hollywood. En ella el director neoyorquino ironizaba con bastante mala leche sobre el gusto europeo, insinuando que éramos tan esnobs que nos parecería una obra de arte una basura de película sin sentido filmada por un ciego, mientras que por supuesto el público norteamericano la detestaría. ¿Está pasando ahora justo lo mismo pero al revés?
Dejando a un lado que en mi opinión dicha ironía va más bien dirigida contra Hollywood, ya que ese sería precisamente el final "blanco" por el que optaría la industria -los americanos son listos, los europeos tontos y unos esnobs y el protagonista, contra todo pronóstico, sale bien parado del entuerto-; lo cierto es que hay paralelismos entre esta anécdota y la vida real, que tienen mucho que ver con el cine de Woody Allen y la diferencia de apreciación de éste entre Norteamérica y Europa.
Allen lleva décadas haciendo grandes películas que pasan desapercibidas en su país mientras que son aclamadas en el resto del mundo, principalmente en Europa. Es cierto que algunas de las más significativas se han llevado algún que otro premio, como es el caso de Annie Hall, La Rosa Púrpura del Cairo o Hannah y Sus Hermanas. Pero yo no me explico como otras, como las que he mencionado en el primer párrafo, no han sufrido la misma suerte, mientras que son aclamadas en el viejo continente. ¿Será verdad que somos unos esnobs y que vemos arte donde no la hay? ¿Que el público y la crítica norteamericanos son más listos? ¿O más bien todo lo contrario?
Yo me inclino por esta última opción, en la línea de que creo que el final de Hollywood Ending quiere decir precisamente lo opuesto de lo que parece. Y la razón me la da definitivamente que Vicky Cristina Barcelona, sin duda una de las peores películas de Woddy Allen, tenga tanto éxito en Estados Unidos.
Vicky Cristina Barcelona es aburrida. No es un drama, eso queda claro desde el principio. Pero tampoco es una comedia, porque no tiene ni chispa de gracia. Es la primera vez que no me río, que ni tan siquiera se me escapa una sonrisa, con una película con intenciones de comedia del director de Brooklyn. Los actores están especialmente sosos, a excepción de Penélope Cruz, todo hay que decirlo. Por no hablar de la irritante banda sonora, que merecería un post aparte.
¿Cómo es posible que esto guste tanto a público y crítica estadounidense? Será que nosotros tenemos más cultura y criterio, y ellos son más burros en general. Aunque aún hay otra explicación. Y es que gracias a Woody Allen llevamos años riéndonos del estereotipo de americano de clase alta, burgués, hipocondriaco, maniático, adicto al psicoanalista, superficial y con una vida sentimental desastrosa; y ahora es a ellos a los que les ha caído en gracia la parodia llena de clichés del carácter latino que se hace en esta película.
Se ve que a nosotros no nos hace ninguna gracia que nos reduzcan a un estereotipo, al igual que a ellos tampoco se la ha hecho todo estos años.