For a Day or a Lifetime

Barton Fink (1991) es sin duda una de las películas que más destacan dentro de la filmografía de los hermanos Coen, precisamente quizá por ser la menos Coen de todas, al salirse claramente de su línea habitual. De hecho en mi opinión recuerda más a un trabajo de David Lynch. ¿O es al revés, y las películas posteriores de Lynch -como Carretera Perdida y Mulholland Drive- tienen algo de Barton Fink? En cualquier caso, a diferencia del cine de Lynch que siempre me parece un puzle donde todas las piezas acaban encajando a la perfección -sólo hay que dar con la clave-, la película de los Coen, a pesar de poder apreciarse fácilmente su coherencia interna, deja a mi entender completamente abiertas todas las interpretaciones posibles. Y quizá eso la haga más fascinante aún.
La película, lejos de ser una historia plana, se puede entender a distintos niveles paralelos. En primer lugar quizá el más obvio sea la ácida crítica a la industria de Hollywood y a las grandes productoras de cine, las cuales matan la inspiración de los escritores para crear productos en serie de nula calidad artística los cuales, en su mayoría, acabarán en un cajón. De hecho según he leído el personaje de W.P. Mayhew en la película está inspirado en el propio William Faulkner, que acabó también escribiendo guiones para Hollywood.

Estas situaciones, las grandes aspiraciones de Fink contra la cruda realidad de Hollywood, desenvocan en un choque brutal en la mente del protagonista y que nos lleva a lo que para mí es el meollo de la película: la psique de Barton y su progresiva degeneración. Ante el bloqueo del escritor y la temida página en blanco, ante la constatación de su fracaso en hacer algo sublime viéndose reducido a escribir el guión de una película de serie B, la mente de Barton Fink -inestable ya de por sí según podemos intuir- se rebela y comienza a construir un mundo alrededor suyo del que no tenemos muy claro qué elementos son reales y cuales no. A mi entender en ese proceso cada vez hay menos realidad -aunque toma de ésta los elementos que la forman- y más paranoia, hasta llegar a un punto de degradación donde nada es real y sólo nos queda el propio Fink encerrado en su propia mente, como una condena de por vida.

No puedo dejar de hablar de las magnificas interpretaciones de John Turturro y John Goodman. Los dos están geniales, pero sobre todo Turturro que llena el papel como nadie. No podría imaginarme a nadie más en el papel de Barton Fink.
Esta película, que comenzó siendo un proyecto paralelo de los hermanos Coen mientras aparcaban -precisamente porque estaban bloqueados- Muerte Entre Las Flores, es para mí la mejor de toda su filmografía. Quizá precisamente porque es la menos Coen de todas, y eso que a mí el estilo Coen me encanta. Pero esta tiene una fuerza visual y argumental que no creo que tengan las demás -incluída El Hombre Que Nunca Estuvo Allí-. Aclamada por la crítica, y arrasando en Cannes al llevarse a la vez la Palma de Oro y los premios a la mejor dirección y al mejor actor, el viaje surrealista por la mente de Barton Fink es una obra maestra imprescindible.
Para ver cienes de veces.